Por disposición del registro civil,Chistian Cardenas Silva en Chile, su segundo hogar, según sus propias palabras. Brasileño de 21 años, lleva uno en Chile.
Trabaja como guardia de seguridad en la UAH.Hijo de madre chilena, inmigró hace un año desde Sao Paulo. Dice que lo que más extraña de su vida en Brasil son sus amigos, sus parientes brasileños, y lo barato del costo de la vida, en contraste con nuestro país.
"Acá me sentía raro los primeros días, como que el frío me congelaba entero, además mi trabajo no es muy movido, para más mala suerte creo que el pasado fue el invierno más frío de la historia", relata entre chilenismos adecuados a su"portuñol" y risas.
Reubicado en sus funciones en la sede de sociología de la UAH en calle Cienfuegos, recuerda con nostalgia Brasil y espera volver, pues nunca en el año que lleva en Chile se sintió un chileno más ciento por ciento, a pesar de que por sus venas corra la sangre chilena heredada de su madre. "Nací en Brasil, viví 20 años allá, máis soy brasilero, no hay nada más que decir",dice seguro.
De fondo la ex sede de Colo Colo, la sonrisa de Christian es a propósito del momento de su equipo de fútbol Corinthians, descendido y "estropeado por la mafia rusa",según él. A propósito de fútbol y clubes políticamente apetecidos como Colo Colo, dice: "Lula es un borracho, aunque dice ser el hincha número uno de Corinthians nunca ha hecho nada por el equipo, máis se emborracha todos los fines de semana sin parar".
"Las mujeres son igual en Chile y en Brasil, aunque no sé mucho de eso, soy un muchacho solitario...aún no he tenido novia chilena",dice.
"A veces, cuando más extraño Brasil voy a locales donde hay puros brasileños a bailar, pero tampoco me la paso allá, es que cómo mi papá es brasileño hablamos portugués y vemos mucho fútbol, los partidos de la selección los vemos por Internet y ahí se me olvida mi parte chilena, en buena sipo´",dice evidenciando sus modismos adquiridos, a pesar del gran apego que demuestra
a su cultura de origen.
a su cultura de origen.
Lleva llaves de un edificio a otro, corre a veces, otras se queda parado todo su turno laboral, cree que los chilenos son fríos, pero es feliz, aún queriendo siempre regresar a Brasil, dice estar resignado a vivir acá, porque acá está la familia, que tanto ama y extrañó los tres meses que debió esperar para migrar a Chile.
Viajó tres días en bus desde Brasil,quedó atrapado en el paso Los Libertadores por un día entero y cuando llegó se dió cuenta que cambió la calurosa y húmeda Sao Paulo por Santiago. Una lluvia torrencial le dió la bienvenida a nuestro País.
"Los chilenos son poco amigos, es raro cuando alguien se te acerca y conversa, además por mi trabajo no puedo hablar mucho con los alumnos, mis mayores chistes los hago con mis compañeros de trabajo, hay unos que son bien ordinarios, cómo dicen acá",dijo.
"Puta, de Brasil extraño desde mi otra familia hasta el precio del arroz...pero así es la cosa no más, acá se gana mejor, aunque la vida es más cara, creo que estoy dispuesto a quedarme por harto tiempo, eso sí no dejaré de ser brasilero, por chileno que parezca" lanzó sobre la despedida, antes de alejarse a hablar con su compañero del turno posterior, momento en que tomé ésta, la última foto.